miércoles, 29 de mayo de 2013

Feminizarnos

Confundir hombre con varón es lo mismo que confundir blanco con un color. El hombre es lo mismo que la persona, el individuo y la individua… el varón y la fémina. De igual modo, confundir género con un sexo determinado es un error: el género es más un tipo de construcción social y no la arquetípica separación de roles que la condición biológica de los sujetos conlleva por sus características anatómico-fisiológicas. O sea, que el género masculino y el género femenino no son sinónimos inequívocos de sexo masculino y femenino.

La primera vez que me enfrenté al término y al concepto “hombre nuevo” fue en ese extraordinario libro de Makarenko que todos/as deberíamos leer: El Poema Pedagógico. Ese “hombre” (esa persona) no es sino un sujeto que debe construir una sociedad distinta, de iguales, de colectividades, de acciones que superen el actual modo de vivir, producir y consumir.
La agresividad está demostrado que es innata en la persona, la violencia no. Son muchos los que saben de estas cosas y ya nos han contado y verificado cómo la agresividad funda una parte importante de nuestra forma humana; la violencia –cualquier tipo de violencia- es fruto de una anomalía, unas veces psíquica, otras culturales (o de carencia de cultura), otras de entorno, otras de trastorno… pero ninguna puede servir de excusa o de eximente.
En estos tristes días de titulares sangrientos (cinco asesinatos en una semana) resurgirá con fuerza mediática la sensación de la denuncia e incluso el combate contra este tipo de atrocidades. Al primer periodista –y me juego algo a que fue un tipo- que se le ocurrió el término “violencia de género” habría que aplicarle algún otro tipo de violencia, pero, aún así, igual que confundimos hombre con una especie entera, no vamos a hacer esta reflexión sobre cuestiones semánticas. Las denuncias en los medios son necesarias pero huyendo del morbo y del cotilleo y buscando generar una conciencia distinta, un conocimiento y un mayor rechazo.
Se ejercen sobre las mujeres muchos tipos de violencia. Repudiamos la física, pero también la Legal, la cultural, la social y la de la desigualdad. En mi opinión -que no se os olvide mi condición de varón- creo que debemos feminizar nuestras relaciones. Creo que tenemos que buscar estrategias a largo plazo (combinadas con el endurecimiento de las penas pero siendo conscientes de que esa no es la solución) que partan de una Ley de Educación de consenso y que pueda aplicarse a varias generaciones consecutivas (la LOMCE no ayuda). Creo que debemos esforzarnos por potenciar la igualdad, entendiendo este concepto más allá de los deberes y derechos. Creo que todos/as debemos denunciar e impugnar los estereotipos de los supuestos roles. Creo que hay que generar una nueva cultura.
Los varones tenemos que dejarnos contagiar, aprender a relegar nuestro papel en la historia, renunciar a nuestra fuerza. Ni somos amos ni tenemos derecho, ni somos dueños ni podemos mandar. No basta con luchar por la igualdad, se trata de no ser partícipes. Si yo fuera mujer estaría defendiéndome al mismo tiempo que centraría la suma de esfuerzos en conseguir poder (tanto el verbo como Los Poderes) y dotar a la sociedad de ese sentir femenino, de esa mirada. Hasta que llegue ese hombre nuevo, ni una muerte más, ni un mal chiste, ni una agresión, ni un desprecio, ni una imposición, ni una violación, ni una Ley contra sus derechos. Ánimo a todas… compañera usted sabe que puede contar conmigo, no hasta dos o hasta diez, sino contar conmigo.

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