Desde hace unos días me
preocupa ver en periódicos reaccionarios (y cada vez con más frecuencia) una
bandera de España ocupando toda la portada. Miren ustedes, este país son muchos
países y por mucho que repitan el símbolo hay cosas más importantes en ellos:
las personas. Desde los vexillum de los legionarios romanos a nuestros días son
miles y miles las banderas que podemos enarbolar. Las hay para distinguir
naciones, para conceptos complejos, para señalización, de equipos de fútbol,
partidos políticos, sindicatos, empresas, para reivindicar un modelo de estado,
para demandar independencia, de ganaderías, para reclamar libertad sexual, de
compañías militares, religiosas… de luto… ya os digo, miles y miles.
Está muy estudiada
nuestra necesidad grupal, de identificación con el próximo y de distinción del
vecino; de saber quiénes “son los míos” y quienes los demás. Del amigo-enemigo.
También son numerosos desde el zóon politikon a nuestros días los que han ido
profundizando en el concepto del hombre como sujeto político, es decir, como
una parte de un todo social. Desde esa perspectiva voy a coger mis banderas: La
verde, blanca y verde de Andalucía (y del Betis si me apuras), la republicana,
la blanca de la paz, la arcoíris, la morada, la verde, la roja (con hoz y
martillo o sin ellos)… la del Che, la de Cuba (por pura solidaridad y porque me
da la gana), la palestina, la saharaui, la de CCOO, la de IU… la de mi nuevo
pueblo que es roja y con una cruz amarilla y con un castillo… ¿me dejo alguna?
Seguro que sí.
Pues bien, ninguna de
ellas me representa de verdad y creo que cada vez nos hacemos más daño
prestándole más importancia a unos colores que a las ideas. Todos y todas somos
sumas, es imposible que podamos (ni siendo pulpos ni siendo una diosa hindú)
salir a la calle representando con símbolos todo aquello que pensamos,
reivindicamos o queremos… sin embargo, las ideas y los argumentos caben en un
bolsillo. Mientras tengamos las manos ocupadas con un mástil difícilmente
podremos labrar, escribir o acariciar.
Es curioso que un comunista hable de la inutilidad de las banderas, pero bueno... Buen y curioso artículo, aún así.
ResponderEliminarPerdona, pensaba que te había dado las gracias ya (es que no me entero muy bien de cómo funciona esto). Tan sólo decirte que hay comunistas que son muy curiosos. Gracias por tu comentario, un saludo.
ResponderEliminarPor suerte hay mucha variedad de comunistas, es que el rojo admite muchas tonalidades y todas buenas. Jajaja. Enhorabuena por tu post.
ResponderEliminarPepa Gracias (de nuevo?)... no me entero de cómo funciona esto. En cualquier caso muchas gracias.
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