martes, 14 de mayo de 2013

...que los pobres coman pan y los ricos...


Hay en el mundo alimentos suficientes para todos; no obstante, 925 millones de personas padecen hambre. Los factores esenciales del problema son la pobreza y el desamparo, que impiden el acceso de muchos a los alimentos nutritivos. Esta situación queda agravada por la constante degradación de los suelos, del agua dulce, de los océanos y de la biodiversidad, es decir, los sustratos de los ecosistemas que proporcionan fuentes de alimentos.
 INFORME DE RÍO. Conferencia de las Naciones Unidas sobre desarrollo sostenible

 
¿Se puede pedir la dimisión de los técnicos y directivos de la FAO? No lo digo por las innumerables muestras de ineficiencia, lo digo porque las contradicciones son propias de los marcos teóricos pero no de las acciones. Recordaba ayer –al conocer la recomendación de que nos alimentemos con bichos- el cacareado Informe de Río en el que se nos explica con detalle que el problema no es la falta de recursos sino el deterioro medioambiental, la ambición sin límites, la propiedad y explotación de los recursos y la acumulación en manos de unas pocas multinacionales de la producción de alimentos. 

De un lado, y sin ánimo de hacerme el nutricionista, yo creía que la base de la cadena alimenticia estaba en los hidratos de carbono (trigo, arroz, maíz, patata…) y no en las proteínas que es lo que podrían aportar los bichos e insectos varios. Y, de otro, es increíble que se reconozca que “hay en el mundo alimentos suficientes para todos” y la solución pase por cambiar la cultura y los hábitos de consumo de, al menos, los más desheredados, excluidos, desatendidos o, por resumir, de lo que vienen siendo esos millones de pobres que viven entre las sociedades más ricas. 

Si esto cuaja veremos pronto en televisión a famosillos y famosetes dándole al saltamontes rebosado, al grillo a la plancha, a la hormiga frita, al gusano de seda hervido… será el momento perfecto de preguntar si de segundo tienen jamón de pata negra, caviar, solomillo de ternera o pato a la naranja (que también son bichos) y de que nos interesemos por saber qué opinan MONSANTO, por ejemplo, y las diez multinacionales que controlan el 90% de los productos alimenticios. 

Lo voy a repetir: Diez empresas controlan (deciden precio, consumo, producción y tiempos) el 90% de los alimentos del mundo y, además, ganan en conjunto más de 1100 millones de dólares al día. 

¿La solución está en comer bichos o en cambiar el sistema? Con los datos del 2012 ya sabemos que con los ingresos de las cien personas más ricas, 240 mil millones de dólares, (ojo, no con sus fortunas, sino con los ingresos del año) se podría acabar cuatro veces con la pobreza extrema de todo el planeta. 

Recuerdo una vieja canción anarquista y con ella os voy a dejar: ¿cuándo querrá el dios del cielo que la tortilla se vuelva? Que los pobres coman pan, y los ricos coman mierda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario