sábado, 17 de agosto de 2013

El verano nos vuelve gilipollas


Está empíricamente demostrado que el homo sapiens (occidental y del hemisferio norte) se vuelve gilipollas en verano. Quizá durante el resto del año ya lo sea pero compite tanto con el resto de gilipollas del planeta que casi ni se nota.

Cortina de humo es una de mis películas favoritas; nos muestra cómo distraen nuestra atención de las cuestiones fundamentales, en este caso y más exactamente, un presidente en apuros por un escándalo sexual con una becaria a unas semanas de las elecciones es salvado por un equipo experto en “ventas” (eso que ahora llamamos márquetin los españoles y nos quedamos tan anchos) al inventarse una guerra contra un país terrorista, con muchos terroristas, lleno de terroristas, todo él terrorista.

La cortina de humo, literalmente hablando, deriva de tácticas militares: el humo impide que el enemigo vea nuestros movimientos o la posición de nuestras tropas. Dicen los que saben de esto que es una acción muy antigua inspirada, quizá, en la posibilidad que tenían los barcos de escapar de los perseguidores en los bancos de niebla. No he logrado averiguar a quién se le atribuye la ocurrencia pero los textos clásicos griegos ya cuentan algunas batallas en las que se usó. El caso es que hoy en día, en este periodo que llamamos moderno, el término se usa más en el sentido figurado de la película citada que en su acepción original.


Ahora llega el momento en el que yo debería de hablar de lo que está ocurriendo en el Peñón de Gibraltar, y a lo mejor preguntarnos por qué no ocurre en Andorra. Igual podría hablar del fútbol; de los fichajes o el comienzo de la liga, o sea, del pelo de Sergio Ramos. Podría reflexionar sobre el papel de las religiones y analizar sesudamente pero de modo superficial y simplista qué está ocurriendo en Egipto, y, claro está, preguntarnos si la guerra en Siria ha terminado ya. Del posado de la Obregón. Del Concurso Internacional de tocar la guitarra sin guitarra (esto existe, os lo juro). De los cuernos de la famosísima menganita. De las vacaciones de los estupendísimos fulanitos. Del gran estreno de Los Pitufos II. No estaría de más, hacer un amplio reportaje sobre la calor que hace en Sevilla en los meses estivales. Las fiestas patronales varias. El tráfico y las operaciones salidas y retornos. Los encierros de toros… en fin, como podéis ver, literalmente hablando si ponéis cualquier noticiario, todo un amplio abanico de cuestiones trascendentales.

En verano se nos olvida la lucha de clases y la sustituimos por luchas en el barro con dos musculosas y aceitadas señoritas que intentan derribarse. En verano las cortinas de humo no nos dejan ver el humo de las cortinas que arden, incendiadas por odios antiguos, razones antiguas y rencores nuevos, en las casas de miles de inocentes y, lo que es peor, no distinguimos un humo del otro aunque los dos nos irriten los ojos. En verano no hay corruptelas, hay declaraciones y manifestaciones jaleatorias de fascistas nuevos que se ríen de ancianos estafados. En verano no hay paro, ni precariedad, ni hambre de libertad, justicia e igualdad; preferimos el sabor de las barbacoas.  Todo cambia para que nada cambie, todo continúa para que nada continúe. Una vez leí la más tremenda explicación de cómo acabó el "mayo francés": llegaron las vacaciones. En verano el mundo, occidental y del hemisferio norte, es casi perfecto. Definitivamente, nos hemos vuelto gilipollas.

Antes de que la cortina de humo significara ocultar, se hizo célebre la frase "El perro de Alcibíades" (la película en inglés se llama "wag the dog") que, dicen, en mitad de una acalorada discusión en un foro, cortó el rabo a su perro. Cuando le preguntaron el porqué de tan irracional comportamiento contestó que, mientras hablaban de su perro, no hablaban de las corrupciones y caprichos de su gobierno.

viernes, 2 de agosto de 2013

Vamos a volverlos locos


Parece evidente que los diferentes estados espían a sus ciudadanos. No porque lo diga un arrepentido agente de la CIA, sino porque las pruebas son manifiestas[i]. Alejándome de la teoría conspiratoria baste con señalar que un matrimonio de Long Island fue interrogado después de que hicieran varias búsquedas sobre mochilas y ollas a presión a través de un “goonocible” buscador de Internet: él preocupado por una excursión y ella por cómo preparar una quinoa (unas lentejas, vaya).

Siempre ha corrido el rumor de que España disponía de un potente ordenador (tres en realidad) y un programa que seleccionaba palabras claves, es el conocido SITEL: bomba, colocarla, actuar… para un algoritmo potente puede resultar una mezcla muy “explosiva”, y, dicen, se encarga de vigilar las redes y la telefonía fija y móvil para buscar “al azar” esas y otras combinaciones. Los espías españoles dicen que no nos espían –y no es un chiste o un juego de palabras- y digo yo que esa será la primera regla de oro del espionaje ¿no? [ii] Imaginad: -hola, qué haces, me espías o qué haces. –No, no, caballero, cómo se le ocurre a usted pensar una cosa así. ¿Lo dice usted por mi sombrero de ala ancha, mi reloj con laser y el zapatófono?

Volvamos a las palabras. Al parecer el Estado se ha protegido jurídicamente para poder realizar estas prácticas[iii] y yo he estado pensado cuáles podrían ser esas palabras claves: Por supuesto bomba y artefacto parecen evidentes. Más, posiblemente, términos como “lo reventaremos”, “se van a enterar estos cabrones”, “la pondré cuando pase el desfile”, “apunta a la cabeza”… qué se yo, esas grandes frases de las películas de malos. Pero ¿estarán incluyendo en esas “alertas” palabras o frases del tipo “manifestación”, “protesta”, “despidos”, “quedada”, “colectivo”, “actuaremos”, “opresión”, “vamos a organizar…”? ¿Estarán usando esos mismos programas para conocer la actividad sindical, política, religiosa o social? ¿Quién nos asegura que al tiempo que se rastrea que un terrorista le diga a otro que va a colocar un pepino a las 13’48, en la esquina de tal –que ya hay que ser tonto- no se está espiando a miles de activistas contrarios a este sistema, a este modelo, a este régimen?

No voy a esperar a que aparezca aquí un Edward Snowden o un WikiLeaks a la española. Mi propuesta es bien sencilla: El próximo sábado, 10 de agosto, propongo que todos/as usemos todas esas palabras en nuestras conversaciones, mensajes de texto, redes, etc. Por ejemplo #bomba, hace calor. O #soy un terrorista, creo que los pajarillos lo pasan muy mal. En las conversaciones por móvil igual: -Hola, esto es la bomba. –Pues para bomba la mía. Qué se yo, hay miles de chorradas que decir con esas palabras y con otras. Si nos espían… vamos a volverlos locos. Por la libertad, por la democracia. A ver si logramos que aparezca la verdadera búsqueda y vigilancia a la que nos someten o, al menos, abrimos un debate sobre derechos-información-control.

 

 

domingo, 14 de julio de 2013

Coerción


En pleno debate sobre la utilización de las balas de goma,
 la partida para el material antidisturbios aumenta
 de los 173670 euros en 2012, a 3,26 millones en 2013[i]

 
Pocas veces hemos hablado aquí del poder coercitivo del Estado. Para que nos entendamos, el poder que un Estado (su Gobierno) tiene para reprimir usando la fuerza. Para colmo de males, además, es no sólo legal sino, más allá, se supone que se usa para mantener esa supuesta legalidad. Dicho en plata: cuando unos funcionarios (policías especializados) te inflan a hostias en una manifestación lo hacen para mantener “la legalidad”, el sistema en su conjunto. No voy a entrar, sería una trampa y un error, en los muchos casos en los que la coerción se usa para el bien común y las mayorías, por ejemplo, en una incautación o en una expropiación.
 

Una bala es una bala, de goma o de plomo, de uranio empobrecido o de nuevas aleaciones, una bala es la parte que se desprende de un proyectil tras una explosión y sale lanzada hacia un objetivo. Las balas de goma matan[ii] por muy suave que parezcan con ese nombre, o dejan tuertas a 26 personas en España desde 1990 a nuestros días. Ya están prohibidas en Europa[iii] y ya andan los nuestros probando nuevos artilugios que pronto empezaremos a ver, notar y sentir en nuestras propias carnes (nunca mejor dicho): pistolas eléctricas, balas paralizantes de la nueva GL06-NL –hasta 45 días con dolores en los músculos afectados tras el balazo-, cartuchos que tiñen de color al sujeto que reciba el impacto para detenerlo después… en resumen, las nuevas tecnologías al servicio de “La Ley y el Orden”.

Pasaron casi desapercibidas las declaraciones del que es el máximo responsable de los mossos en Cataluña: O generamos pánico o no los sacamos de aquí [iv]. Pero ese sentimiento, manifestado ante un juez por las cargas contra el 15-M en Barcelona, es la más pura definición, real, de la coerción: el miedo, es la mejor arma. Podría parecer que estoy hablando del momento mismo de la carga, del disparo, del porrazo… pero en realidad generan pánico mucho antes de que actúen. Su presencia reprime. Sus vestimentas y sus pasamontañas asustan. Sus armas intimidan. De igual modo, su sinrazón y su falta de medida cohíben. Sus órdenes y sus acciones nos rompen la cabeza y con esa sangre se nos van las ganas.

Los contratos basura, el posible despido, el que podamos salir de la “clase media”, las injusticias cotidianas, el hacernos creer que podemos perderlo todo, la justicia no gratuita, el ejército, la policía, los medios de comunicación de masas, la impunidad de nuestros gobernantes… todos, juegan un papel fundamental en esa coerción que ejerce El Poder sin que te pongan una mano encima, sin que toquen uno de tus cabellos. No es coerción que estos manden a los antidisturbios a una manifestación, eso es represión en sentido puro, es coerción ese miedo generado en nuestras conciencias.

El hecho de que el presupuesto se multiplique casi 19 veces en material antidisturbios debería de advertirnos de que nos van a caer 19 veces más hostias, más o menos, así es que el único modo de contrarrestar eso es multiplicar por 20 nuestras acciones, nuestras reivindicaciones, manifestaciones y luchas.

Sin miedo, ¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.  A la calle que ya es hora, contra las privatizaciones, contra las medidas del Gobierno, contra las injusticias, contra la no ratificación de los convenios colectivos, contra los recortes. Sin miedo. Recuerda que peor que una bala de goma es la sumisión o, como dijo aquel, que más cornás da el hambre.

viernes, 12 de julio de 2013

Tócame las tetas, imbécil


imbécil. (Del lat. imbecillis).1. adj. Alelado, escaso de razón

 

Oía, sobrecogido, las declaraciones de unas mujeres a las que habían violado masivamente en Egipto, en la plaza de Tahir. Aquí andamos con otro debate: los tocamientos de tetas en Sanfermines. Los pongo en el mismo párrafo para que no parezca ni que estoy comparando ni que es una ironía. Ninguna de las dos acciones, por brutal que sea la primera confrontándola con la segunda, son asumibles para aquellos (solo en masculino) que queremos pertenecer al género humano.

Hace ya muchos años se impulsó una campaña –yo diría mundial u occidental al menos- que se resumía en un grito seco y rotundo: “no significa no”. El mensaje no puede ser más simple, más claro, más entendible. El varón necesitaba, necesita, un mensaje en el que no cupiera la especulación y la mujer lo hizo a la medida de nuestras escuálidas mentes: “no significa no”. ¿no se entiende? ¿eres tan imbécil que no lo entiendes? “no, significa, no”.

Seguimos en las cavernas cuando hablamos de igualdad y tenemos que salir, todos (solo en masculino) de ellas. Una vez que dejemos los troglodismos mentales, sociales y culturales, tendremos que pedir perdón por casi todo y cuando se nos conceda, debemos renunciar al poder, a la acción, a la violencia, a la imposición, al dolor, a la fuerza…

Tahir –parece ser, me fiaré de los medios- significa “liberación”. ¿De qué te liberas, imbécil? Si eres capaz de amedrentar a la mitad de tu población, con algo tan despreciable y condenable como es una violación; no te estás liberando más que de una sarta de gobernantes inútiles o corruptos. No te vas a liberar, imbécil, si no oyes la voz de las únicas que le dan vida a este planeta, si no son como tú (aunque ojalá ni se te parezcan), si no son partícipes de las decisiones, si no son protagonistas de esa liberación. Sin ellas, imbécil, no te vas a liberar de nada.

En lo más cercano, insisto, sin comparar una cosa con la otra, deciros que yo me he quitado dos veces la camiseta en dos aglomeraciones: un concierto y un partido de fútbol. Si yo puedo todos y TODAS pueden. Si alguien me toca las tetas, o la cara, o una mano, o el culo, o un codo con ánimo de divertirse se lleva un par de hostias a no ser que, por este orden, YO QUIERA Y ME APETEZCA que me toquen el codo. De igual modo, si lo hace el o LA de al lado, entiendo que podré tocarle el codo si él o ELLA QUIERE y le APETECE (ahora falta que yo esté por la labor). Si no se dan todas esas circunstancias cualquiera puede quitarse lo que quiera, ponerse lo que quiera, llevar la pinta que quiera pero NO SE TOCA, imbécil. NO se INSULTA, imbécil. NO se HUMILLA, imbécil.

No significa no. En casa, en la cama, en la calle, en el trabajo, en el autobús, en Sanfermines o en la Plaza Tahir. Hay miles de sanfermines y miles de plazatahires.

Sería bueno hablar aquí de las culturas, los hábitos, la propiedad, las costumbres, los tabús, las religiones, las relaciones entre iguales y entre diferentes, y, posiblemente, un montón de cosas más. Pero lo voy a dejar aquí porque sólo me apetecía desahogarme: ¡IMBÉCIL!

jueves, 11 de julio de 2013

A Manuel Fernández-Cuesta


La primera vez que te vi estabas sentado frente a una máquina de escribir, grande, gris, como las que había en las comisarías. No había nadie en el despacho así es que te lancé un saludo y me devolviste otro junto a una franca sonrisa. Cuando llegó Mariano Asenjo nos presentó formalmente: -Antonio este es Fernández-Cuesta, un colaborador nuestro. Bastó ese rato para saber que había conocido alguien a quien querer, admirad y de quien disfrutar. La última vez que pude darte dos besos fue en la Fiesta del PCE, pero guardaré tu último correo electrónico como un pequeño tesoro.
Hoy, muchos –estoy convencido de ello- estaremos buscando las palabras adecuadas para decirte adiós. Yo no las tengo. Me he parado un rato a pensar qué podría decir sobre ti y sólo me salen recuerdos, momentos gratos, discusiones serenas. Tenía Manuel la mirada del pillo que acaba de descubrir cómo funciona un motor de explosión; tenía la sonrisa afable, como un espejo en el que mirarse en los momentos de duda; tenía humor, serio, pero humor. Y sobre todo, tenía palabra, palabras… quizá por eso hoy no encuentro las adecuadas para decirle adiós: él las tenía todas y como era solidario y buena gente, las ordenaba y las compartía.
No voy a olvidarte. Por esos ratos, por todo lo que me enseñaste, por todo lo que me diste y por todo lo que hoy soy (tal y como dijiste una vez todos somos sumas y tú eres parte del total) y te voy a despedir con esas primeras palabras que leí aquel día en que te conocí, tuyas, nuestras: “Golpeaba la máquina de escribir con tanta rabia y velocidad que el sonido evocaba las ráfagas de metralleta”. Nos quedan tus textos, pero los que te conocimos tenemos mucho más. Siempre contigo maestro.

viernes, 5 de julio de 2013

Contra la democracia


No os pongáis nerviosos/as. Recientemente descubrí que algunos lingüistas andan dándole vueltas al término y que lo que la traducción clásica ha interpretado como “del pueblo” (demo) y “poder” (cracia), en realidad podría ser “hacer cosas”, “crear” (demi) y “poder” (cracia). Es decir, que en vez de “el poder del pueblo” podríamos estar hablando de “el poder crear cosas”. Más allá de la discusión semántica es verdad que el sentido clásico ha sido, también, muy maltratado y sesgado: poder no es sólo mando, autoridad o soberanía, también es verbo… podemos, se puede, puedes… aunque, desgraciadamente, en términos políticos esa acepción ha desaparecido del ideario y de la intención de muchos partidos.

Como bien sabemos –podemos leer a Sartori en este sentido- la democracia es difícilmente entendible sin otros conceptos paralelos: delegación de poder, representatividad, relación entre iguales… hasta un punto tal en el que, con independencia de si es del pueblo o lo que el pueblo hace, la acción en sí (la democracia) ha perdido todo su sentido hoy. Se siguen matizando y estudiando todos esos conceptos que acompañan a la democracia pero no se analiza “el todo” o, dicho de otro modo: revisamos y adaptamos tanto normativa como culturalmente todos los mecanismos pero pocos, muy pocos, se atreven a plantear un nuevo modelo.

La falta de transparencia, la impunidad (o casi) de las administraciones y de los políticos con poder, la corrupción, la no evaluación de las políticas públicas en términos de eficiencia y eficacia, el subyugar decisiones a largo plazo a los intereses de las minorías mercantiles y financieras –y un largo etc.- son frutos directos del actual modelo, o peor aún, consecuencias innatas al mismo. La desafección de la política, el individualismo, el sálvese quien pueda, y, sobre todo, una nueva cultura que nos aleja de lo colectivo, del altruismo, de lo común, de la información y de la toma de decisiones son los culpables de que el sistema actual esté en crisis. Pero ¿para quién lo está?

El número de ricos ha crecido en España en los peores años de esta mal llamada crisis[i], ¿están en crisis? La nueva Política Agraria Común (PAC) favorece a los grandes propietarios de la tierra, a las industrias agroalimenticias y agroquímicas, a las multinacionales del sector[ii], ¿están en crisis? Los bancos han ganado 3140 millones en el primer semestre de 2013, más el rescate del 2012 y sus correspondientes beneficios[iii] ¿están en crisis? La Iglesia recibe de las arcas públicas diez mil millones de euros al año, medirán su crisis en fe y número de borregos, porque lo que es en euros… Así, la lista podría continuar y continuar. Los dos grandes partidos que se alternan periódicamente en el poder; las multinacionales; los grandes consorcios; las empresas que se están aprovechando de la venta y privatización de la sanidad, de los medios públicos de comunicación, de la enseñanza, del transporte o del agua… insisto, un largo etcétera, ¿están en crisis?

En crisis económica, de valores, de ideas y de esperanza está ese pueblo que hace cosas o ese poder que emana de él. Algún día –pronto- tendrá que repensar el actual modo de vivir y de producir, pero también el actual modo de delegar el poder, de informarse, de crearse opinión. De actuar.

Ir contra este modelo de democracia no es hacerlo ni contra el concepto ni contra su acción, pero no podemos seguir siendo cómplices. Hay alternativas. Oigámoslas.




[i] http://economia.elpais.com/economia/2013/06/18/actualidad/1371569855_528005.html
[ii] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=170548
[iii] http://www.eldiario.es/economia/banca-Espana-ciento-provisionar-millones_0_147685548.html

lunes, 1 de julio de 2013

Menos samba y mais trabalhar

Ayer, durante y tras el 3-0, recordaba con una media sonrisa una antigua parodia de Emilio Aragón: “Menos samba y mais trabalhar”. Y recordaba también las declaraciones de Neymar diciendo que entendía las movilizaciones en Brasil y que todos (todos) los jugadores de la selección las apoyaban.
Cuando era pequeño recuerdo a mi padre diciendo que Arconada no usaba las medias de la selección porque, claro, llevaban la bandera española. No sé si es verdad ni me voy a molestar en comprobarlo. El caso es que, desde aquel comentario, no he vuelto a oír nada, nada de nada, sobre un jugador de la selección y algo que tuviera que ver mínimamente con la política. Es raro que, como personas que se suponen son, no tengan sus preferencias, no tengan inquietudes, no conozcan la realidad social en la que viven y no tomen posición. O no son personas o el mito no puede permitirse más banderas que las del dólar.
Los porcentajes nos dicen que hay una proporción tal de un no sé cuántos por ciento de españoles republicanos. Un no sé cuántos de homosexuales. Un no sé qué de maltratadores, de universitarios, de ecologistas, de usuarios del tren… Hay porcentajes para todo y, sin embargo, los jugadores de fútbol españoles parece que estén al margen de las estadísticas. ¿No habrá uno, al menos uno, que sea republicano? ¿Homosexual? ¿Maltratador, universitario, ecologista…?
No voy a usar estas líneas para despertar simpatías por “causas perdidas”. No les voy a exigir que opinen del 15-M, de la corrupción, de las cuentas de la In-fanta (de naranja), o, del paro, la judicatura, la migración juvenil o las becas de Wert… pero sí quiero llamar la atención sobre su silencio. No deja de ser curioso que gente que tiene casi permanentemente un micrófono o una cámara delante no lance mensajes sobre lo que piensa, sea lo que sea, y que los miles de personas que los endiosan no escuchen sus opiniones más allá de “son once contra once… el fútbol es así… si mi abuela fuera mi abuelo… el tiquitaca…”. O no piensan –que puede ser que los balonazos en la cabeza pasen factura- o no son personas o su contrato no pasa de la marca, la cuenta corriente, el cochazo y la mansión. Aquellos que los convierten en deidades quizá tampoco piensen.
Si alguien me dice que los futbolistas tienen que hablar sólo de fútbol a ver cómo explican que los periodistas sean los que hablan de política o de economía, los que diseñen pensamiento y deformen la realidad hasta canalizarla hacia un mundo de la tontería, de la ilusión peyorativamente hablando, de la falsedad, de la cortina de humo. Los artistas, cantantes, poetas, intelectuales, escritores y un largo etcétera, además de su actividad normal que les suele dar de comer –a unos más que a otros y otras- generan y expresan opinión (su opinión) sobre miles de temas. ¿Los futbolistas no? ¿no quieren o no pueden? ¿no pueden o no tienen?

Adorar a uno de estos porque metan un gol o apenarse de que les metan un carro es lo mismo que adorar un muñeco de barro. Menos samba y más trabajar, menos fútbol y más pensar.

martes, 25 de junio de 2013

Ensayo-Error

Sólo existen dos tipos de personas: los que antes de usarlo comprueban que hay papel higiénico en el wáter, y, los que primero lo usan y después se acuerdan de la familia de Murphy.
En la teoría de la probabilidad (en realidad Ley de los grandes números) encajan distintos teoremas sobre el comportamiento del promedio, de la sucesión, de las variables… según aumenta su número de ensayos aumenta su certidumbre. Hoy en día se hace política muy a menudo bajo la premisa del ensayo-ensayo-ensayo… y muy pocas veces se establece el principio lógico ensayo-error-ensayo-error… los que hemos estudiado algo de Marx llamamos a esta concatenación lógica, -insisto, lógica- “teoría y práctica”.
Es curioso que libros de estrategia mercantil (véase la Teoría Z, también llamada modelo japonés) que predica que hay que conseguir que los trabajadores “amen” a su empresa y que ésta debe de propiciar ciertos errores que permitan al empleado rectificar, reaprender, y corregir el error (unas veces por iniciativa propia y otras de modo inducido) estén usando esa base marxista y, sin embargo, las malas políticas públicas predominantes se distingan actualmente por un cúmulo de desaciertos, de chaladuras, de despropósitos; como si salieran de un saco sin fondo.
El mejor modo de distinguir una buena de una mala política es, a mi juicio, estudiar la toma de decisiones a medio y largo plazo. Esto es, ver el origen, ver la práctica, ver las correcciones, ver la implantación y ver el grado de consenso/disenso que lleva aparejada dicha decisión. De ahí podemos extraer el valor del programa electoral: una propuesta (como supuesto) debe de ser permanentemente coherente en el espacio y el tiempo, adecuándose o actualizándose constantemente, y ejecutándose, corrigiéndola y volviendo a ejecutarse, en una especie de “continuo social” de Comte, pero con la práctica, con lo tangible.
Vinculado a lo anterior, necesariamente, nuestros políticos deben mirar si hay papel antes de usar el excusado. Con menos metáfora: no nos podemos permitir algunas “cagadas” (véase aeropuertos, ave´s, macrobibliotecas, monumentos… etc.) y cualquier gestor de izquierdas, de la verdadera izquierda, tendría que usar el logo que hemos incorporado a este texto: capacidad para sorprenderse, capacidad para interrogarse. Es necesaria una nueva interconexión de lo público con lo político, de lo político con lo público. Todo lo demás serán más privatizaciones, más externalizaciones y más ensayo-ensayo-ensayo… además de seguir deteriorando la visión de lo público, los/as ciudadanos/as iremos perdiendo poder.
Si eres de izquierdas sorpréndete, pregúntate… y actúa. Corrige y vuelve a actuar. Propicia la intervención, escucha a los demás… mira si hay papel antes de sentarte.

martes, 18 de junio de 2013

El pacto


 
-Hola ¿Es el enemigo? Que se ponga.
Gila

 
Un tipo vestido de chulapo invita a bailar a un viejo rockero. No saben qué música va a sonar pero ambos creen que la foto les hará un favor: el primero dejará de ser rancio y el segundo dejará a un lado su profunda mediocridad. Los dos han mirado al pinchadiscos y han señalado su atuendo/disfraz con la esperanza de que entienda la indirecta y ponga algo que sepan bailar. El pincha tenía otras órdenes: sale al escenario una falsa ciega con un organillo. El chulapo se entusiasma y el rockero se acojona. Suenan los primeros acordes y no es un chotis, ahora el chulo se extraña y el moderno se envalentona. Se distingue la música: suena el Himno a la Alegría de Beethoven, ridículo en un organillo al que da ritmo una Merkel que sonríe.
 
Rajoy, embaucador y excesivamente maquillado, agarra por la cintura a Rubalcaba, lo cobija en su pecho y lo pone a dar vueltas girando permanentemente a la izquierda. Al principio la sensación es agridulce: demasiado cerca, demasiado iguales, demasiado lentos… Rubalcaba se da cuenta de que se está dejando llevar, siempre hacia la izquierda pero sin moverse de la misma loseta, e intenta zafarse del abrazo del oso. No es que vaya a abandonar el escenario (la falsa ciega vigila) es que no se le ve bien de lo tapado que está. Agarra a su pareja de la mano e intenta emular unos pasos de West Side Story… Mariano se coloca las gafas -¿subo o bajo?, ¿voy o vengo?- y Alfredo da pequeños saltitos alternando un pie y el otro sobre el suelo y levanta el brazo izquierdo a la vez que la mano canta los cinco lobitos –lo tengo en el bote-.
Cuando el Himno llega a ese momento apoteósico, crescendo, el público se levanta y se va. Merkel lo nota y reclama el aplauso, al fin y al cabo ha marcado el compás; el organillo (orgullo nacional hecho con piezas sobrantes de la reconversión industrial) vomita sus últimos acordes por pura inercia… aplauden con más o menos ganas los sindicatos de clase, los medios de comunicación, la banca, la Iglesia y algún acólito, alguna alcahueta, muchos politiqueros, los empresarios, y, en general, los bobalicones, los corruptos, los chupópteros, los necios...
En la calle la mayoría se organiza para que les devuelvan el precio de la entrada. A la vuelta de una esquina los antidisturbios bajan las viseras de sus cascos.

viernes, 7 de junio de 2013

Más tren...menos pompas


“La red de alta velocidad española se extiende hoy a cerca de 2.900 kilómetros de vías férreas, lo que convierte a España en el primer país europeo, por delante de países de importante trayectoria ferroviaria como Francia y Alemania, y segundo del mundo, detrás de China, que gestiona el mayor número de kilómetros de altas prestaciones en servicio, además de tener también en distintas fases de construcción aproximadamente 1.500 kilómetros más de alta velocidad.”[i]

Cada kilómetro de AVE ha costado de 12 a 15 millones de euros. No hay errata en los datos. De la alta velocidad construida hasta el momento podemos calcular un coste total cercano a los 40 mil millones[ii], y, los que están en construcción saldrán por unos 30 mil millones más. En el caso asturiano estamos hablando de casi 50 millones por kilómetro[iii] (hasta 60 según otras fuentes). El mantenimiento lo han calculado en 120 millones anuales[iv] (entre 28 y 33 mil euros por Km/año) y otros expertos hablan de hasta 297 millones[v], de hecho, un informe detallado de 2011 sitúa los costes de mantenimiento de las vías convencionales en la misma cantidad “oficial” en la que se sitúa el AVE y, sin embargo, también se asegura que son la mitad de costosas las primeras… algo no cuadra. El importe de la maquinaria, según servicios (las últimas unidades han sido las SIEMENS S103 que han costado 26 millones) debe rondar en conjunto los 100 millones de euros. Hay que seguir sumando. Personal, catenarias, electrificación, plataformas, señalización, vagones…



Cuando finalicen todas las líneas planificadas tendremos conectada sólo a una parte del país (ni siquiera tendrán alta velocidad, ni de lejos, todas las capitales de provincia) y, con un coste total de construcción por encima de los 70 mil millones (70000000000) de euros. No voy a entrar (millones arriba) en más datos: a una media de 70 euros por billete harían falta 1000 millones de pasajeros para recuperar el coste inicial de las vías[vi] y habría que añadir unos valores disparatados en los que, si bien es verdad que no todas las líneas parten en igualdad de condiciones, ninguna resulta realmente rentable en términos económicos.

¿Cuándo se amortizarán estas infraestructuras? NUNCA. Es matemáticamente imposible que se recuperen los costes iniciales y, sin embargo, se empecinan en apostar por la Alta Velocidad como un supuesto factor de desarrollo. Los faraones se hacían construir pirámides y los políticos (gobernantes) se construyen AVEs con el mismo fin: idolatría, modernidad, dominio y sumisión a través del deslumbramiento. Sin olvidarnos de que la UE ha multado a España por irregularidades en la contratación de las obras de alta velocidad y la proliferación de autovías con “peaje en la sombra” (lo apunto aquí por si alguien se anima a la sospecha).

Los datos son mareantes. El modelo es radial y centralista (Madrid-periferia). El precio es alto. Mientras, se anuncian recortes y supresión de servicios en la Media Distancia (MD) y se ofrece a las CCAA e incluso a los Ayuntamientos la posibilidad de “subvencionar” trenes para que no se dejen de prestar esos servicios. O sea, para que asuman parte de los costes. Los trenes, todos los trenes, son rentables o ninguno lo es y mientras se siga apostando por las faraónicas no se recuperará el tren convencional (que articula, conecta y desarrolla a más bajo coste y que no está pendiente exclusivamente del centro sino de su entorno más inmediato). Si se hubiera gastado la mitad (unos 35 mil millones) en rediseñar las vías convencionales, apostando por la MD y las cercanías –incluso con nuevos kilómetros de vías- y se mantuviera un grado mínimo de inversión podríamos estar prestando un servicio puntero a millones de usuarios (perdón, a millones de personas) en lugar de estar penando para, siquiera, conservar lo que tenemos.

Creo –y termino- que es necesario un estudio en profundidad sobre el ferrocarril en su conjunto, sin distinguir entre un tipo de vía o distancia, que explique con claridad los costes (especialmente para saber si son asumidos y asumibles) y que diseñe (implicando todos los niveles administrativos) un modelo concreto, sostenible, solidario y ecológico. La toma de decisiones a largo plazo no puede depender de los aires de grandeza del gobierno de turno. Repito lo dicho: o todos los trenes son rentables o ninguno lo es… a ver si alguien se anima algún día a explicarnos la rentabilidad (en términos puros de eficiencia y eficacia) del submarino que no flota[vii], los F-18ª o los nuevos Eurofighter, los coraceros de la Guardia Real, el dinero público destinado a los equipos de fútbol… la lista sería interminable. Creo que es necesario poner en marcha una Ley General del Transporte Sostenible que apueste por un sistema multimodal e integral (con carácter universal y público).

Más tren, más trenes… más cabeza… menos pompas.

martes, 4 de junio de 2013

Contra las banderas

Desde hace unos días me preocupa ver en periódicos reaccionarios (y cada vez con más frecuencia) una bandera de España ocupando toda la portada. Miren ustedes, este país son muchos países y por mucho que repitan el símbolo hay cosas más importantes en ellos: las personas. Desde los vexillum de los legionarios romanos a nuestros días son miles y miles las banderas que podemos enarbolar. Las hay para distinguir naciones, para conceptos complejos, para señalización, de equipos de fútbol, partidos políticos, sindicatos, empresas, para reivindicar un modelo de estado, para demandar independencia, de ganaderías, para reclamar libertad sexual, de compañías militares, religiosas… de luto… ya os digo, miles y miles.

Está muy estudiada nuestra necesidad grupal, de identificación con el próximo y de distinción del vecino; de saber quiénes “son los míos” y quienes los demás. Del amigo-enemigo. También son numerosos desde el zóon politikon a nuestros días los que han ido profundizando en el concepto del hombre como sujeto político, es decir, como una parte de un todo social. Desde esa perspectiva voy a coger mis banderas: La verde, blanca y verde de Andalucía (y del Betis si me apuras), la republicana, la blanca de la paz, la arcoíris, la morada, la verde, la roja (con hoz y martillo o sin ellos)… la del Che, la de Cuba (por pura solidaridad y porque me da la gana), la palestina, la saharaui, la de CCOO, la de IU… la de mi nuevo pueblo que es roja y con una cruz amarilla y con un castillo… ¿me dejo alguna? Seguro que sí.

Pues bien, ninguna de ellas me representa de verdad y creo que cada vez nos hacemos más daño prestándole más importancia a unos colores que a las ideas. Todos y todas somos sumas, es imposible que podamos (ni siendo pulpos ni siendo una diosa hindú) salir a la calle representando con símbolos todo aquello que pensamos, reivindicamos o queremos… sin embargo, las ideas y los argumentos caben en un bolsillo. Mientras tengamos las manos ocupadas con un mástil difícilmente podremos labrar, escribir o acariciar.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Feminizarnos

Confundir hombre con varón es lo mismo que confundir blanco con un color. El hombre es lo mismo que la persona, el individuo y la individua… el varón y la fémina. De igual modo, confundir género con un sexo determinado es un error: el género es más un tipo de construcción social y no la arquetípica separación de roles que la condición biológica de los sujetos conlleva por sus características anatómico-fisiológicas. O sea, que el género masculino y el género femenino no son sinónimos inequívocos de sexo masculino y femenino.

La primera vez que me enfrenté al término y al concepto “hombre nuevo” fue en ese extraordinario libro de Makarenko que todos/as deberíamos leer: El Poema Pedagógico. Ese “hombre” (esa persona) no es sino un sujeto que debe construir una sociedad distinta, de iguales, de colectividades, de acciones que superen el actual modo de vivir, producir y consumir.
La agresividad está demostrado que es innata en la persona, la violencia no. Son muchos los que saben de estas cosas y ya nos han contado y verificado cómo la agresividad funda una parte importante de nuestra forma humana; la violencia –cualquier tipo de violencia- es fruto de una anomalía, unas veces psíquica, otras culturales (o de carencia de cultura), otras de entorno, otras de trastorno… pero ninguna puede servir de excusa o de eximente.
En estos tristes días de titulares sangrientos (cinco asesinatos en una semana) resurgirá con fuerza mediática la sensación de la denuncia e incluso el combate contra este tipo de atrocidades. Al primer periodista –y me juego algo a que fue un tipo- que se le ocurrió el término “violencia de género” habría que aplicarle algún otro tipo de violencia, pero, aún así, igual que confundimos hombre con una especie entera, no vamos a hacer esta reflexión sobre cuestiones semánticas. Las denuncias en los medios son necesarias pero huyendo del morbo y del cotilleo y buscando generar una conciencia distinta, un conocimiento y un mayor rechazo.
Se ejercen sobre las mujeres muchos tipos de violencia. Repudiamos la física, pero también la Legal, la cultural, la social y la de la desigualdad. En mi opinión -que no se os olvide mi condición de varón- creo que debemos feminizar nuestras relaciones. Creo que tenemos que buscar estrategias a largo plazo (combinadas con el endurecimiento de las penas pero siendo conscientes de que esa no es la solución) que partan de una Ley de Educación de consenso y que pueda aplicarse a varias generaciones consecutivas (la LOMCE no ayuda). Creo que debemos esforzarnos por potenciar la igualdad, entendiendo este concepto más allá de los deberes y derechos. Creo que todos/as debemos denunciar e impugnar los estereotipos de los supuestos roles. Creo que hay que generar una nueva cultura.
Los varones tenemos que dejarnos contagiar, aprender a relegar nuestro papel en la historia, renunciar a nuestra fuerza. Ni somos amos ni tenemos derecho, ni somos dueños ni podemos mandar. No basta con luchar por la igualdad, se trata de no ser partícipes. Si yo fuera mujer estaría defendiéndome al mismo tiempo que centraría la suma de esfuerzos en conseguir poder (tanto el verbo como Los Poderes) y dotar a la sociedad de ese sentir femenino, de esa mirada. Hasta que llegue ese hombre nuevo, ni una muerte más, ni un mal chiste, ni una agresión, ni un desprecio, ni una imposición, ni una violación, ni una Ley contra sus derechos. Ánimo a todas… compañera usted sabe que puede contar conmigo, no hasta dos o hasta diez, sino contar conmigo.

lunes, 20 de mayo de 2013

¿Se disparará IU en el pie mientras baila?

Se da por bueno que Antonio Gramsci es el autor de la frase las ideas no viven sin organización. La dijera o no, el caso es que son pocas las aseveraciones de este tipo que contengan tanto valor y tanta contundencia, tanta fuerza y tanta verdad.
 
Izquierda Unida es, desde sus orígenes, una extraña mezcla entre un partido clásico y un movimiento. En lo material el partido, o la suma de partidos, aportó organizaciones de base, sedes, patrimonio y un equipo burocrático/administrativo (funcionarios políticos y de gestión). En lo inmaterial aportaba ideas, tradición, experiencia, sentimientos, símbolos… En lo político e ideológico, se sumaban visiones plurales colectivas y a título personal que iban de lo filosófico a lo cultural, de lo programático a las utopías. En lo organizativo todo era un desastre.
En estos 27 años de existencia aún no hemos sido capaces de consolidar la infraestructura mínima, cuando no siquiera de definirla, porque los intereses individuales han triunfado sobre los colectivos. Es tremendamente fácil –especialmente en el partido clásico- disimular las ambiciones a través de facciones o supuestas desavenencias ideológicas y, desde luego, es más fácil acceder al poder interno o al institucional si se está organizado en un grupo. Las ideas no viven sin organización y las organizaciones no viven sin gente con criterio propio, que piense por sí misma y que tenga un espacio físico en el que encontrarse, debatir, discrepar, convivir, planificar e intentar poner en marcha lo acordado. No vive sin el respeto y la tolerancia, no vive si no distingue, no vive si se mira en el espejo y no se da cuenta de que no está atrapado en él.
Hoy las encuestas nos sonríen. A ver cuánto tarda alguno/a en plantear un nuevo cisma. Los estatutos deberían de obligar a que cada nuevo y viejo militante viera La Vida de Brian y deberían de estar prohibidos los Frentes de Liberación de Judea, los “dos corriendo por tres calles”, los fulanistas, menganistas, cetanistas…
Programa, programa, programa… lo demás son pollas en vinagre.

viernes, 17 de mayo de 2013

Si el PP invita


Lo que me llevará al final serán mis pasos, no el camino

Fito 

Por principios y por instinto cada vez que el Gobierno me dice que no haga algo yo lo hago, si me dice que no diga algo yo lo digo y si me dice que no me preocupe yo me echo a temblar porque sé que alguna hostia me cae. 

El divide y vencerás es una estrategia política muy eficaz desde la Roma imperial. Quizá bastaría este argumento para rechazar las invitaciones que varios miembros del PP están haciendo a la PAH y al 15-M para que se presenten a las elecciones pero hay otros sobre los que quiero incidir aquí.  

Estos movimientos y otros (Frente Cívico, Democracia Real Ya, Yayo flautas, y varios cientos de asociaciones locales menos conocidas) surgen por dar respuesta a la crisis política y de valores sociales, para dar voz, para denunciar una desigualdad manifiesta, para regenerar y dar vida a lo político, para ofrecer alternativas… en general, para reclamar más democracia y de más cualidad y calidad. Se demanda más participación en la toma de decisiones, más transparencia, más información, más control sobre el gasto, más acciones concretas, y, al mismo tiempo, se reivindica y diseña una sociedad más justa, más solidaria, más de iguales. Cualquiera de esas demandas o ideas es hoy revolucionaria y, por lo tanto, es de izquierdas (en plural: de izquierdas).  

Ahora bien. Como es zurda por origen y planteamientos resulta absurdo que sea la derecha (una política en profunda crisis la haga el partido que la haga) quien incite a que se organicen como formación ya que las reglas de juego que esa derecha estableció y que no quiere cambiar significan un estorbo a movimientos plurales que no pueden ni deben plantearse como partidos clásicos. Por otro lado, el PP sabe -y el PSOE también- que la única forma de romper la alternancia en el poder y acabar con el bipartidismo pasa por la alternativa que hoy representa IU (y mañana ya veremos si se llama IU o Frente Popular o el Sursuncorda). 

Si la propuesta fuera seria y creyeran que se trata de fortalecer la democracia, deberían de invitar a organizaciones como Manos Limpias, Pro-Vida, la Asociación de Víctimas del terrorismo, la CEOE, La Iglesia… o a la mismísima Esperanza Aguirre a montar partidos políticos y presentarse a las elecciones, en vez de ir todos coaligados y juntos bajo las siglas del PP; mientras no fomenten e inciten a los suyos, que nos dejen a los zurdos en paz.

martes, 14 de mayo de 2013

...que los pobres coman pan y los ricos...


Hay en el mundo alimentos suficientes para todos; no obstante, 925 millones de personas padecen hambre. Los factores esenciales del problema son la pobreza y el desamparo, que impiden el acceso de muchos a los alimentos nutritivos. Esta situación queda agravada por la constante degradación de los suelos, del agua dulce, de los océanos y de la biodiversidad, es decir, los sustratos de los ecosistemas que proporcionan fuentes de alimentos.
 INFORME DE RÍO. Conferencia de las Naciones Unidas sobre desarrollo sostenible

 
¿Se puede pedir la dimisión de los técnicos y directivos de la FAO? No lo digo por las innumerables muestras de ineficiencia, lo digo porque las contradicciones son propias de los marcos teóricos pero no de las acciones. Recordaba ayer –al conocer la recomendación de que nos alimentemos con bichos- el cacareado Informe de Río en el que se nos explica con detalle que el problema no es la falta de recursos sino el deterioro medioambiental, la ambición sin límites, la propiedad y explotación de los recursos y la acumulación en manos de unas pocas multinacionales de la producción de alimentos. 

De un lado, y sin ánimo de hacerme el nutricionista, yo creía que la base de la cadena alimenticia estaba en los hidratos de carbono (trigo, arroz, maíz, patata…) y no en las proteínas que es lo que podrían aportar los bichos e insectos varios. Y, de otro, es increíble que se reconozca que “hay en el mundo alimentos suficientes para todos” y la solución pase por cambiar la cultura y los hábitos de consumo de, al menos, los más desheredados, excluidos, desatendidos o, por resumir, de lo que vienen siendo esos millones de pobres que viven entre las sociedades más ricas. 

Si esto cuaja veremos pronto en televisión a famosillos y famosetes dándole al saltamontes rebosado, al grillo a la plancha, a la hormiga frita, al gusano de seda hervido… será el momento perfecto de preguntar si de segundo tienen jamón de pata negra, caviar, solomillo de ternera o pato a la naranja (que también son bichos) y de que nos interesemos por saber qué opinan MONSANTO, por ejemplo, y las diez multinacionales que controlan el 90% de los productos alimenticios. 

Lo voy a repetir: Diez empresas controlan (deciden precio, consumo, producción y tiempos) el 90% de los alimentos del mundo y, además, ganan en conjunto más de 1100 millones de dólares al día. 

¿La solución está en comer bichos o en cambiar el sistema? Con los datos del 2012 ya sabemos que con los ingresos de las cien personas más ricas, 240 mil millones de dólares, (ojo, no con sus fortunas, sino con los ingresos del año) se podría acabar cuatro veces con la pobreza extrema de todo el planeta. 

Recuerdo una vieja canción anarquista y con ella os voy a dejar: ¿cuándo querrá el dios del cielo que la tortilla se vuelva? Que los pobres coman pan, y los ricos coman mierda.