lunes, 15 de abril de 2013

Los Idus


Se encala. Esa capa nueva de blanco inmaculado viene a ser una suerte de renacimiento de cada casa, de cada pueblo. Aún es pronto para los vencejos pero las vides ya tienen hoja y no sabemos si ponernos botas o alpargatas, manga corta o rebequita. Es tiempo de renacer, de abandonar el ostracismo del frío y de lo gris, de enfrentarse a lo que viene, de plantearse el futuro… aunque sea hasta la próxima mano de cal.

El día de en medio de cada mes, el día 13 o 15, los romanos celebraban sus “idus”, eran días de agradecimiento, de contemplación de la tierra y las cosechas, de gracias a los dioses, y, también de encuentro, celebración, conspiraciones y propuestas. Días para la coronación de emperadores o para fundar ciudades, firmar alianzas o debatir el “estado de la nación” de la época. Pocos lo saben y menos lo reconocerán, pero muchas de nuestras celebraciones cristianas y las pocas paganas que han sobrevivido, son la adaptación a la influencia y recuerdo de esas fechas.

Hoy, el idus de abril, todo florece menos las ideas que, desgraciadamente, no nacen en los bancales y se cultivan en un espacio mucho más complejo. Que no te jodan la primavera, que no corten tu renacimiento, que no aparezca tu Brutus particular... si tienes a mano cal, dale una manita a tu casa y a los tristes, a tus ganas y sus muertos.

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