Suena de fondo la radio y yo me conformo con un diálogo
sordo entre una señora que acaba de salvar el mundo y este servidor que sólo cree
que al mundo hay que cambiarlo, no salvarlo. A unos les deben las nóminas,
otros nos anuncian el Debate del estado de la Nación, ha habido un incendio en
un bar… y un taller nos arreglará el coche por un módico precio… ah, no,
perdón, que eso era un anuncio.
Se me viene a la cabeza esa antigua canción: “Al igual
que en televisión interrumpen la emisión para anunciar un brebaje o un masaje, interrumpo
mi canción, y coloco aquí un mensaje…”.
Es tal la cantidad de información (y por ende de opinión)
que recibimos a lo largo del día que ya empiezo a pensar que se trata de una
estrategia para marearnos y para que seleccionemos inconscientemente todo aquello
que a cada uno supuestamente nos interesa –individualmente, uno a uno, cada
uno-. Así, es posible que el hecho de que se le queme a un propio el bar sea noticia
–pero nos importe un cojón de mico- y que el gran debate de hoy se confunda con
el taller.
Si fuésemos listos nos daríamos cuenta de que el Debate
del estado de la Nación tiene más que ver con la primera noticia (que unos
trabajadores no cobran sus nóminas) que con todo lo demás, a no ser que hagamos
la correlación fuego-bomberos (fuego-funcionarios eficientes; fuego-medios adecuados;
fuego-servicio público; fuego-riesgo contra el que actuar; fuego-eficiencia y
eficacia…). ¿Alguien se anima? No os preocupéis, siempre nos quedará el taller
a un módico precio.
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