viernes, 2 de agosto de 2013

Vamos a volverlos locos


Parece evidente que los diferentes estados espían a sus ciudadanos. No porque lo diga un arrepentido agente de la CIA, sino porque las pruebas son manifiestas[i]. Alejándome de la teoría conspiratoria baste con señalar que un matrimonio de Long Island fue interrogado después de que hicieran varias búsquedas sobre mochilas y ollas a presión a través de un “goonocible” buscador de Internet: él preocupado por una excursión y ella por cómo preparar una quinoa (unas lentejas, vaya).

Siempre ha corrido el rumor de que España disponía de un potente ordenador (tres en realidad) y un programa que seleccionaba palabras claves, es el conocido SITEL: bomba, colocarla, actuar… para un algoritmo potente puede resultar una mezcla muy “explosiva”, y, dicen, se encarga de vigilar las redes y la telefonía fija y móvil para buscar “al azar” esas y otras combinaciones. Los espías españoles dicen que no nos espían –y no es un chiste o un juego de palabras- y digo yo que esa será la primera regla de oro del espionaje ¿no? [ii] Imaginad: -hola, qué haces, me espías o qué haces. –No, no, caballero, cómo se le ocurre a usted pensar una cosa así. ¿Lo dice usted por mi sombrero de ala ancha, mi reloj con laser y el zapatófono?

Volvamos a las palabras. Al parecer el Estado se ha protegido jurídicamente para poder realizar estas prácticas[iii] y yo he estado pensado cuáles podrían ser esas palabras claves: Por supuesto bomba y artefacto parecen evidentes. Más, posiblemente, términos como “lo reventaremos”, “se van a enterar estos cabrones”, “la pondré cuando pase el desfile”, “apunta a la cabeza”… qué se yo, esas grandes frases de las películas de malos. Pero ¿estarán incluyendo en esas “alertas” palabras o frases del tipo “manifestación”, “protesta”, “despidos”, “quedada”, “colectivo”, “actuaremos”, “opresión”, “vamos a organizar…”? ¿Estarán usando esos mismos programas para conocer la actividad sindical, política, religiosa o social? ¿Quién nos asegura que al tiempo que se rastrea que un terrorista le diga a otro que va a colocar un pepino a las 13’48, en la esquina de tal –que ya hay que ser tonto- no se está espiando a miles de activistas contrarios a este sistema, a este modelo, a este régimen?

No voy a esperar a que aparezca aquí un Edward Snowden o un WikiLeaks a la española. Mi propuesta es bien sencilla: El próximo sábado, 10 de agosto, propongo que todos/as usemos todas esas palabras en nuestras conversaciones, mensajes de texto, redes, etc. Por ejemplo #bomba, hace calor. O #soy un terrorista, creo que los pajarillos lo pasan muy mal. En las conversaciones por móvil igual: -Hola, esto es la bomba. –Pues para bomba la mía. Qué se yo, hay miles de chorradas que decir con esas palabras y con otras. Si nos espían… vamos a volverlos locos. Por la libertad, por la democracia. A ver si logramos que aparezca la verdadera búsqueda y vigilancia a la que nos someten o, al menos, abrimos un debate sobre derechos-información-control.

 

 

2 comentarios:

  1. Y porque alejarse de las teorías conspiratorias??' Con todo el respeto ahí esta la verdad, porque sino tendría el sistema tanto empeño en ridiculizarlas??Un saludo

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  2. Simplemente para que no parezca un juego.

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